Los procesos que generan innovación real son aquellos que adquieren paulatinamente capacidad de influir de manera integral y transversal en amplias facetas de la vida económica, social y política.
Su impacto no es, por lo tanto, algo voluntario que dependa del mayor o menor grado de asimilación por parte de individuos y organizaciones.
Cuando un fenómeno de innovación alcanza un grado suficiente de desarrollo y se instala en los ejes clave de nuestro sistema social, genera sus propias redes de interdependencia que hacen cada vez más amplio su alcance.
En el caso de la tecnología este efecto es particularmente visible, hasta el punto de que pueda hablarse de un impacto que funciona en modo continuo e integral, en la totalidad de los ámbitos de la vida de las organizaciones y de las personas.