Producir tecnología y servicios con el objetivo de desarrollar ventajas competitivas es clave para prosperar y crecer económicamente.
Hoy en día, los países o gobiernos que sigan pensando en una economía basada en la mera producción de materias primas o únicamente centrada en las infraestructuras se verán abocados inevitablemente al fracaso.
Las oportunidades no suceden, se crean. Y lo relevante es preguntarnos cómo podemos dar a esas materias primas o infraestructuras unas ventajas competitivas con el fin de generar riqueza y prosperidad.
La respuesta a esta pregunta es clara: dando valor agregado a través de los servicios. Es decir, introduciendo nuestro management y tecnología en los procesos tradicionales de actividad y funcionamiento.
Las materias primas y un nuevo orden mundial
La tecnología está cambiando a tanta velocidad que es muy difícil saber qué materias primas serán las necesarias en el futuro. Lo que sí se atisba es que hay una nueva era de recursos impulsados por la tecnología.
Los precios de las materias primas tradicionales como el carbón, el acero, el petróleo y el cobre, están alcanzando mínimos históricos, afectando gravemente a las economías basadas en dichas commmodities, como Argentina, Bolivia y Chile. El crecimiento de su demanda y su precio ha tenido un factor común: China.
Ahora, al resentirse el crecimiento chino, se frena la demanda de dichas commodities bajando su precio y afectando a los países productores.
Hay que buscar la manera de contrarrestar este efecto dando valor agregado a dichas materias primas y explorando nuevas áreas de desarrollo para crear las ventajas competitivas, bajando en todos los casos sus costes de producción.
Como ejemplo de uno de los nichos de desarrollo futuro podemos mecionar los coches híbridos y eléctricos, cuyas baterías tienen un componente de litio. El mismo componente que tienen las baterías de los dispositivos electrónicos. Con lo cual, es previsible que dicho material sufra una demanda creciente en los próximos años, especialmente en mercados como el chino. Es decir, habrá una transformación en las demandas y en la manera de hacer las cosas para darles valor añadido.
Algunas de las economías antes mencionadas son productores de dicho material, con lo que se abre para ellas un nuevo mercado a desarrollar, pero que no debe quedarse en la simple explotación, sino que se trata de darle valor añadido, como por ejemplo el establecimiento de plantas de fabricación de dichas baterías.
Otros materiales de futuro ligado a las baterías es el cobalto y el grafito, cuyos países de producción principales son el Congo y China. Esto determina la apertura de nuevas expectativas mundiales para nuevos países y el reto de poder satisfacer la demanda futura.
En la industria aeroespacial también sucede los mismo. Habrá una demanda grande en los próximo años y esto hará que metales como el titanio tengan un gran protagonismo. Lo mismo en este caso, la forma de darle valor agregado y reducir costes de producción es mediante el establecimiento de plantas de fabricación de piezas mediante impresoras 3D.
En industria cafetera ocurrió algo similar, pasando de exportar sacos de granos de café a darles una transformación como valor agregado y exportando café tostado, molido o empacado, con diferentes sabores y diferentes especies. Colombia lo entendió muy bien hace tiempo.
En el futuro habrá materias primas vencedoras y otras perdedoras, debiendo darle dicho valor agregado tanto a las nuevas que surjan como a las que puedan sobrevivir.
El campo de la infraestructuras
Las infraestructuras, desde el suministro y distribución de agua y electricidad hasta el ferrocarril y las autovías, deben sufrir una transformación agregando valor de tal manera que se generen servicios de calidad para sus usuarios.
Incorporar el management a estas infraestructuras será básico para que sean competitivas y puedan dar un servicio fiable, generando riqueza a través de esa forma de gestión, reduciendo costes y sufriendo actualizaciones tecnológicas continuas para mantener los estándares de funcionamiento.