Analizar las claves de la competitividad para poder afrontar con garantías el entorno económico presente y futuro. Eso es el objetivo que hemos perseguido en varios de los anteriores artículos publicados en este blog. Así, cuando diseccionamos el rating de países que más invierten en I+D y establecíamos una diferencia entre este indicador y el conjunto de variables que determinan el carácter innovador de un país, adelantábamos uno de los factores decisivos por el que se debe apostar para ser competitivos y estar en los grandes mercados.
Este factor determinará, en términos de relevancia competitiva internacional, qué países se sitúan en la primera línea de influencia internacional y cuáles deberán enfrentar las dificultades y limitaciones de ubicarse en un segundo nivel.
En base a lo anterior, las zonas que más protagonismo tendrán en el intercambio de mercancías, junto con países de otras zonas como EEUU, están moviendo el centro de gravedad del poder económico mundial actual hacia el Oriente.
Países que, hasta hace poco, eran considerados de baja influencia en las relaciones económicas internacionales, se están convirtiendo, y se convertirán aún más, en países de primer nivel: China, India, Corea del Sur, Filipinas y Singapur son algunos de ellos,
El 70% de la clase media mundial estará en Asia, con lo que contamos con una idea de dónde estará el mercado central en los próximos 30 años. Esos países serán los que más población tendrán, con lo que irán teniendo también unos ingresos cada vez más crecientes. El hambre por competir y sus objetivos de convergencia y mejora continua crearán innumerables oportunidades.
Los nuevos ciudadanos, habitantes de estas zonas, serán individuos hiper-conectados con fuertes pulsiones de consumo, lo que redundará en la generación y ampliación del mercado.
Hay que destacar que, además de ser los lugares más poblados, son lo que están dando mayor prioridad a la innovación. Más que los europeos y más que los EEUU. Ese tractor que es la innovación generará las oportunidades de inversión y una capacidad competitiva tal que podrán estar en el primer nivel de la economía mundial.
En algún momento dejaremos de hablar de países desarrollados y países emergentes. En no demasiado tiempo, comenzaremos a hablar de países competitivos y no competitivos. Más aún, se crearán grandes áreas regionales de competencia, dado que los mercados locales desaparecerán.
La gran mayoría ya son mercados globales, pero en un breve espacio de tiempo todos los sectores serán globales y con un alto componente tecnológico.
La educación y la innovación serán las bases de las ventajas competitivas de las empresas. Las decisiones públicas y privadas que impacten sobre la calidad y la eficacia del sistema educativo, así como la apuesta por la innovación, serán factores responsables del futuro de los países.
En un mundo donde los recursos cada vez escasean más, la riqueza y la prosperidad vendrá de los países o empresas que tengan más capacidad de generar talento. Se tienen que convertir en una fuente generadora de ideas para desarrollarlas y explotarlas.
La educación es uno de los sectores que más transformación va a sufrir en los próximos años. Será una formación a la carta, multidisciplinar y con capacidad constante de generación de valor suficiente como para convertir los elementos diferenciales en ventajas competitivas.
10 características esenciales
Para ello no sólo el sistema educativo debe evolucionar y transformarse, sino que el propio individuo debe nutrirse de 10 características esenciales:
- Capacidad de trabajo y espíritu de sacrificio.
- Capacidad para desarrollar su propio talento con un alto grado de adaptabilidad.
- Estar inspirado por una visión clara.
- Aptitudes para la toma de decisiones complejas en entornos complejos.
- Actitudes para la asunción de retos, para vencer el miedo al fracaso y para el aprendizaje a partir de los errores.
- Estar conectados e inmersos en el mundo digital y manejar al menos uno de los lenguajes de la programación.
- Hablar y escribir en inglés con un nivel apto para el mundo profesional.
- Vivir en el extranjero en determinadas épocas y estar disponible y dispuesto para mover su lugar de residencia, sin límites nacionales, como una hecho cotidiano.
- Contar con capacidad emprendedora y de innovación para lanzar proyectos nuevos en modo continuo,
- Estar comprometido de modo contundente con el objetivo de aportar siempre valor añadido.
La incorporación o no de estas características establecerá una diferencia significativa en las posibilidades de empleabilidad y en los salarios.
Por otro lado, en el ADN del país o de la empresa tiene que estar la innovación. La innovación supone asumir el objetivo de que se generen servicios y productos de valor añadido, ofreciendo a los clientes soluciones completas, de tal manera que generen esas ventajas competitivas para los nuevos mercados. No van a tener mas remedio que realizarlo dado que los mercados cautivos y locales desaparecerán.
En este escenario se va a producir una fuerte polarización de mercados y en ellos existirán agentes productivos que ofrecerán productos y servicios de alto valor añadido y los que sólo puedan suministrar productos y servicio de bajo coste. Y no habrá término medio.