MODERNIDAD LÍQUIDA DIGITAL

No es un concepto nuevo. “Modernidad líquida” es una concepto sociológico estructurado y desarrollado por Zygmunt Bauman. Con la metáfora de lo líquido, Bauman intenta describir las relaciones humanas y las dinámicas sociales como cambiantes y transitorias de modo que, al igual que los líquidos,  fluyen en un entorno incierto y por lo tanto inseguro y temido.

¿Qué diría Bauman si con el juego de palabras que creaba con la expresión “desechos humanos”–  producto de las migraciones y de la globalización – para referirse a los desempleados le añadimos la palabra tecnológica o digital? Con mucha probabilidad, podría ampliar su conceptualización hacia la “edad líquida digital”.

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Mundo VUCA

Lo cierto es que su metáfora en el ámbito social, se puede extrapolar a la era digital que estamos viviendo hoy en día, provocada principalmente por el factor tecnológico. Sin embargo, el calificativo “digital” obliga a profundizar en la reflexión.

Desde el punto de vista tecnológico, podemos decir que hemos pasado de la modernidad sólida a la modernidad líquida, donde parecía que los Nokia y los Blackberry eran “sólidos”  que dominaban entre el 70% del mercado entre los dos. Parecían inamovibles en su modelo y, desde luego, llevaban adherido el atributo de bienes duraderos. Sin embargo, la irrupción de un elemento disruptivo como Apple les llevó a las cuotas mínimas que hoy en día poseen, además de haber sufrido procesos de ventas y compras por otras empresas.

Todos los ámbitos y sectores, desde el empresarial al social, pasando por el legal y medioambiental, se han visto sacudidos por un proceso transformador que opera a ritmo diario. Ese proceso transformador es el avance imparable de la tecnología.

El avance tecnológico será de una importancia y un impacto radical, mucho más de lo que cabe pronosticar. Normalmente, cuando pensamos en clave tecnológica lo hacemos a corto plazo. Pero si analizamos el medio y largo plazo y superamos las pautas del pensamiento lineal, sabemos que se alcanzará un punto donde la tecnología crecerá de una manera exponencial, generando cambios de mucho más calado que los que hemos vivido hasta ahora. Es un escenario que ya puede definirse como modernidad liquida digital.

Además, tenemos una variable constante, como es la incertidumbre. Nos encontramos ante un mundo más VUCA todavía, donde lo volátil, lo incierto, lo complejo y lo ambiguo vienen enlazados con un factor común, lo digital.

Todo fluye de una manera más rápida y se adapta al entorno a ritmo vertiginoso. Eso hace que tengamos que adaptamos a los cambios de una manera más rápida y tomar decisiones de una manera más veloz. Y la tecnología digital lo facilitará. No obstante, en ese mundo, los productos y los servicios tiene un índice cada vez más alto de rotación y de menor duración. Esto define la era digital cambiante y configura su propia naturaleza.

El mundo de hoy es un dual. Un mundo tanto físico como virtual en el que ambas dimensiones  cohabitan porque la tecnología ha roto las antiguas barreras.

 

¿Cómo encarar el gran cambio?

Es una cuestión de actitud y de movimiento. El avance tecnológico digital y este entorno cambiante y de incertidumbre abre innumerables oportunidades.

Ahora más que nuca hay que hay que moverse y actuar en la incertidumbre sin quedarnos paralizados. Hay que tomar decisiones al ritmo de los tiempos. La resiliencia humana va a tener un rol diferenciador. La capacidad de sobreponerse a situaciones límite, a los fracasos y los errores, será fundamental.

Tanto la adaptación y flexibilidad a los cambios como el criterio para elegir a las personas por lo que son, no sólo por lo que saben, serán claves. Flexibilidad, capacidad de adaptación al cambio, capacidad de aprendizaje y trabajo en equipo marcarán la hoja de ruta. Dentro de poco, la convivencia de las tres generaciones actuales será una realidad en la empresa y hay que aprovechar ese realidad que supone también un gran potencial.

Enfrentar estos cambios y cuestiones como la energía y determinación adecuada será muy importante.

Ahora más que nunca se abre ante nosotros un abanico innumerable de posibilidades, incluyendo a aquellas personas situadas en los eslabones más débiles de la cadena a los que Bauman se refería y que antes, por el sistema sólido e inamovible, tenían mayores dificultades para acceder a de oportunidades y medios necesarios que ahora proporciona la tecnología.

 

¿Qué hacer?

La creación de ecosistemas de mercado completamente novedosos y distintos a lo que ya existe será la clave para responder a esta cuestión.

Se trata de crear nuevas categorías de servicios o nuevos productos. En definitiva, componer una  forma de resolver necesidades futuras de clientes será cada vez más la constante que marcará el día a día. Pero con eso no basta.

Por un lado, en un entorno de incertidumbre, debemos arriesgarnos y anticiparnos, creando modelos de negocio distintos e innovadores. Arriesgarse y adelantarse son dos verbos que habrá que conjugar de modo cotidiano para crear cosas nuevas, útiles, intuitivas y bonitas.

Y por otro lado, hay que hacerlo rápido porque el entorno es rápido. No es opcional tratar de ser tan rápido como el entorno y más rápido que los demás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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