INFLUENZA ECONÓMICA GLOBAL

El FMI ha anunciado que vuelve a revisar a la baja la tasa de crecimiento mundial. Estados Unidos no ha tenido buenos resultados en los últimos indicadores, que parecen indicar que el PIB tiende a ralentizarse, situándose en el entorno del 2,5%. Esto afectará a otra gran promesa como México, que tendrá una tasa muy parecida este año. Si a eso le sumamos el enfriamiento de la economía china, parece que estamos en el núcleo de una tormenta perfecta.

Cuando hablo de enfriamiento de la economía china no me refiero a un estancamiento como tal, ya que el país sigue teniendo tasas interanuales de crecimiento del 6%. El enfriamiento es un proceso coyuntural basado en su cambio de modelo de crecimiento, por el cual la componente servicios está tomando un mayor peso que la componente industrial. Esto provoca que las importaciones se desplomen (20% menos entre enero y febrero) y, como es lógico, afecte a sus principales socios comerciales.

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Si tenemos en cuenta que los principales socios comerciales de China son América Latina, los países del Sudeste Asiático, Japón y África, podemos determinar que el PIB de estas regiones y países se verá afectado de manera directa.

América Latina entrará en tasas de crecimiento negativas, agudizándose esta situación por la problemática de Brasil, cuya tasa estimada seguramente se sitúe cerca del -4%. Japón seguirá en un estado plano del 1% y el continente africano salvará su tasa de crecimiento con el empuje de Nigeria, cuyo PIB alcanzará el 4%.

Ante los pinchazos de los Estados Unidos, China y Brasil, nos encontramos con que ahora mismo si tuviéramos que señalar a un país como locomotora mundial – por señalar a alguien, si es que esto es posible – tenemos a la India, cuya tasa de crecimiento estimada para este año rondará el 7%.

 

Cambios de modelo

 Muchas economías mundiales siguen basando su crecimiento en las materias primas, con lo cual están más expuestos en general y, especialmente, ante los ciclos económicos. Es una debilidad que dichos países han de tratar de manera urgente, orientando su modelo de crecimiento a la producción de tecnología para la innovación y no a la producción de materias primas, ya que en algunos casos dicha producción tecnológica puede dar un valor añadido a las commodities.

La caída de la demanda en el sector industrial de China por su cambio de modelo tiene dos impactos directos: por un lado, producen un efecto a la baja sobre el precio de las commodities y, por otra, tanto la inversión interna como la externa tiende a reducirse de manera agravada.

El precio del petróleo – más debido a factores geopolíticos que de producción – afecta de lleno a algunas de las mayores economías. Hay una relación directa, como es lógico, entre el crecimiento del PIB del país y la salud de sus materias primas.

En esta imagen de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, conocida como la  CIA World Factbook, podemos ver las principales materias primas con factor dominante de cada país:

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Si nos fijamos en Rusia, país productor de petróleo, vemos que está sufriendo de lleno los bajos precios del oro negro, de tal manera que dicho impacto en el PIB producirá este año tasas negativas de crecimiento, en torno al -1%.

Otro tanto sucede con Perú y Chile con el cobre, cuyo precio se ha depreciado y ha impactado en el crecimiento de dichos países, o en Australia con el carbón.

 

Conclusiones

En resumen, hay un efecto negativo en cadena provocado, por un lado, por la situación china y,  por otro, por la desaceleración de los Estados Unidos. Lo anterior, unido al efecto del precio del petróleo, está generando un efecto de contagio en el resto del mundo, afectando principalmente a sus socios comerciales y afectando de manera aún más fuerte a las economías más vulnerables, aquellas que basan su modelo productivo simplemente en sus commoditites.

 Todo indica que el PIB mundial de 2016 no alcance el 3%. Y el 2017 lleva el  mismo camino.

 

 

 

 

 

 

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