La frase que da título a este post es de Matt Ridley, escritor científico británico, quien al realizar tal afirmación hacía un evidente juego de palabras con el que es fácil estar de acuerdo. Sí, las ideas practican sexo en tanto que una idea es una combinación de otras ideas.
Tinder es la combinación de match.com con el móvil inteligente. Pizza Hut es una combinación de MacDonald´s y la pizza. Y MacDonald´s de las hamburguesas y las líneas de montaje. Se podrían enumerar multitud de ejemplos de éxito, y todos ellos tienen como denominador común la unión de ideas.
Del mundo industrial al mundo tecnológico. Modelos distintos.
Este año 2016 se cumplen 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes, revolucionario de la literatura y creador de El Quijote, considerada la primera novela moderna.
Un hombre que enloquece porque lee libros de caballerías. Incompresible para la época, especialmente si consideramos que en aquella época el nivel de analfabetismo era muy alto.
Pero lo que en esa época era que no se entendía era en realidad una nueva tecnología. El Quijote, como el cintas VHS, los CD´s o, más recientemente Netflix y el Apple TV, son lo mismo.
Hablamos en todo caso de herramientas disruptivas fruto de la tecnología, que indican la creación de una nueva etapa. Transitamos de una etapa industrial a una etapa digital.
El mundo cambia a velocidad de vértigo. Cambia por la revolución tecnológica y seguirá cambiando por su avance. El mundo evoluciona y tenemos que evolucionar con él. No es opción, es obligación. Y ha evolucionado con la innovación (hacer cosas nuevas con resultados distintos) creativa (conectando y combinado ideas ideas) de tal manera que generara factores diferenciales y valor añadido. Ya lo decía Miguel de Cervantes: ingenioso hidalgo, de ingenio, de crear ideas. Pero quién se lo imagina en aquella época, ¿verdad?.
Toda la estructura del sistema (económica, social, educativa, legislativa) está basada en un modelo industrial que, a día de hoy, tal y como nos está demostrando la revolución tecnológica, se está quedando obsoleto. Ya no vale, y en la medida en que las empresas y las instituciones lo entiendan estarán mejor o peor preparadas.
Multidisciplinarios
Una de las características del mundo industrial es la “especialidad”. Es decir, las personas que estudian carreras en las facultades y escuelas de las universidades estudian su disciplina en compartimentos estancos. No tienen conocimiento de otras disciplinas. El mundo se dividía entre las personas que estudiaban ciencias y las personas que estudiaban letras.
Esta situación funciona bien dentro de un entorno industrial. Pero no es suficiente para un entorno tecnológico digital como el que estamos viviendo. Si la tecnología es la que está produciendo unos cambios sustanciales en todas las dimensiones, donde la competitividad provocada por la hiper-conectividad y donde el crecimiento poblacional mundial tendrá como factor diferenciador la innovación y la creatividad – al ser estas últimas la combinación de ideas – querrá decir que el perfil de los profesionales que se demanden tendrá que ser que multidisciplinar. La base de la formación o el sector en el que se trabaja necesita de otras disciplinas para crear soluciones o nuevos desarrollos a los desafíos que hoy tenemos delante y que tendremos en el futuro con mayor intensidad.
De ahí que sectores tan importantes como la educación tengan que ser rediseñados y orientados hacia las necesidades futuras. Preparar a las actuales y futuras generaciones será básico para la competitividad de las empresas y de los países.
A su vez, es fundamental que dicha formación tenga conexión con la realidad, con el mundo empresarial, de tal manera que ambos sectores sean los catalizadores para la preparación de las futuras generaciones y puedan competir en el mundo que viene.