¿ QUIÉN SABE HACER UNA TORTILLA DE PATATA?

La respuesta es obvia: además de los cocineros, mucha gente. Es cierto que cada uno a su estilo sabe hacer una tortilla de patata. Pero la pregunta tiene un trasfondo mayor y lo relevante es de dónde surgió el hacer y el cómo hacer un plato tan popular como la tortilla de patata.

Uno puede conseguir los ingredientes (huevos, patatas, sal y los aderezos que le gusten a cada uno, como la cebolla o el chorizo) y con ello ya tendremos el capital físico. Podemos tener, además, la mano maestra de nuestras madres o, en algunos casos, ser nosotros mismos quienes con nuestra mejor voluntad representemos el capital humano. La cuestión es que sin la receta, sin instrucciones sobre cómo mezclar los ingredientes, en qué proporciones hacerlo y con precisión acerca del tiempo de cocción, la tortilla de patata no sería una realidad hoy en día.

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Competitividad

Muchas empresas y economías del mundo piensan todavía que para ser competitivos hay que hacer las cosas más baratas o seguir con su modelo de commodities.

Las economías emergentes comenzaron con ese modelo, con el que prácticamente era imposible competir para el resto del mundo, fundamentalmente por los bajos precios a los que fabricaban. Luego empezó una tímida vía de estrategia a través de la calidad del producto, pero que nuevamente los países emergentes lograron converger y hacerles prácticamente sombra en todos los sectores. Pero hay una tercera vía que, hoy en día, además de en las primeras potencias económicas occidentales como Estados Unidos, Alemania o Finlandia, está muy arraigada. De manera específica, están haciendo una apuesta muy fuerte por ella en el sudeste asiático. Nos referimos a la vía de la innovación.

La innovación es el factor diferenciador que determinará la competitividad de las empresas y economías. La innovación, con la tecnología como aliado, será la receta que deberá estar en el ADN de toda organización e institución y que catalizará la generación e implementación de ideas.

Sin receta no hay tortilla y sin innovación no habría generación de ideas.

¿ Cómo se generan las ideas?

Hay muchos países que invierten en I+D, en Parques Tecnológicos, en Tecnologías de la Información y la Comunicación o en Biomedicina. Pues bien, hay que señalar que esto no es suficiente. Todo esto se tiene que traducir en resultados tangibles y medibles, como la generación de patentes.

Más aún, lo anterior también es insuficiente. Se tiene que traducir ese gasto en rentabilidad. Se trata de gastar bien para crecer. Sirva como ejemplo el caso de Israel que, siendo el país que más invierte en I+D, no logra traducir ese esfuerzo  en fortalecimiento del PIB del país.

Una de las razones principales de este hecho es que esos sectores, básicos y fundamentales para el crecimiento de un país, son todavía una parte pequeña de la economía y el resto de los sectores que constituyen el grueso de la producción de un país están obligados a innovar si quieren competir.

Hoy en día, si hablamos de ideas – no de avances en investigación – el mayor porcentaje de las ideas empresariales viene de gente normal, trabajadora. Por el contrario, únicamente un 10% viene de los investigadores.

Zara, Ikea, Starbucks, Facebook, MacDonald’s, Google o Virgin, que con sus ideas innovadoras empresariales contribuyen al crecimiento y no dejan de dar  beneficios significativos, son un ejemplo de ello.

Conclusiones

Si un país o una empresa quiere competir y prepararse para el mundo que viene tiene que adoptar la innovación como ADN en su estrategia de negocio. Aunque con el tiempo los sectores del futuro (ya no es tan futuro sino presente) como la Biomedicina, la Robótica y la Inteligencia Artificial ocupen un mayor peso peso específico en la economía de los países -y que es de donde vendrán los grandes cambios disruptivos sociales y económicos-, a día de hoy el porcentaje mayor de generación de ideas viene de personas normales.

Con el tiempo, el equilibrio entre ese foco de generación de ideas y el de los investigadores será una realidad que potenciará el índice de competitividad global. De momento, es relevante tomar conciencia de las características del presente para sentar las bases del futuro.

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