LAGRIMAS EN LA LLUVIA

“I´ve seen things you people wouldn´t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams glitter in the dark near Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die”.

Estas fueron las maravillosas últimas palabras de Batty (Rutger Hauer), el replicante Nexus 7 de Blade Runner. En la película, que con audacia se adelanta a nuestro tiempo, se ponen de manifiesto una serie de cuestiones que, con seguridad, en el futuro se responderán: cómo la ingeniería genética y la inteligencia artificial fabrican humanos artificiales (replicantes) para las tareas peligrosas y duras, pero además poniendo de manifiesto las facetas humanas, como se aprecia en el monólogo de Batty (tears in rain).


Quizás hoy en día, con los adelantos tecnológicos y la nueva era que vamos a vivir, incluso el Time to Die se pueda convertir en que todos dentro de 20 años seamos inmortales.

La robótica y la inteligencia artificial será una de las grandes oleadas tecnológicas que vendrá con fuerza en la siguiente década.

Robots autómatas inteligentes que nos ayudaran en el día a día, en nuestras tareas domésticas, en nuestro trabajo, en los hospitales, en las escuelas y en nuestro ocio, serán parte de la rutina.

Hoy en día ya hay muchas fábricas robotizadas, como las de fabricantes de coches como Tesla y los almacenes de distribución Amazon, pero una nueva generación de robots que interactuarán  con nosotros está por venir. E interaccionarán hasta límites insospechados, rompiendo los límites hasta ahora conocidos.

Automóviles y aviones sin conductor, asistentes personales como Siri o Baxter o cuidadores de personas en hospitales o residencias hacen pensar que el ser humano estará destinado en un futuro no muy lejano a tareas de conocimiento o de ocio. Quién sabe hasta dónde se puede llegar, pero mi opinión es que el escenario resultante será de equilibrio.

Hanson Robotics “bring robots to life”

David Hanson y su empresa están avanzando en esa nueva generación de robots, capaces de reconocer sentimientos y responder a ellos, así como a mostrar expresiones propias de tal manera que imitan a los humanos. Lo consiguen gracias a una serie de sensores y algoritmos preparados para ello y que en los años venideros sufrirán un avance exponencial.

¿Podríamos entonces enamorarnos de un robot?

Películas como Ex Machina o Her lo pusieron de manifiesto recientemente donde aparecen creaciones de la inteligencia artificial con apariencia de mujer. Pero ya en la propia Blade Runner donde el agente Rick Deckard (Harrison Ford), encargado de “retirar” a los replicantes, se enamora de Rachel (Sean Young), replicante avanzada que piensa que es humana.

Hoy en día, la cuestión incluso va más allá: la robofilia, reflejando las relaciones sexuales con los robots. Respeto a esta tendencia hay defensores y detractores y sin duda se abrirá todo un debate moral.

Robofilia o no, lo cierto es que el avance tecnológico se traducirá en la creación de robots con elementos humanos que plantearán un nuevo equilibrio entre los humanos y las máquinas, tal y como hoy en día está sucediendo con los asistentes personales como Siri o los dispositivos inteligentes.

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