Riesgos para la Economía Mundial

Un nuevo post de Christian Manrique

Independientemente de los pronósticos emitidos por los distintos organismos mundiales, lo único cierto es que la economía mundial parece entrar en una fase de lateralidad, lo que arroja un estado de estancamiento. Lo que moverá la aguja hacia un lado u otro es cuando se despejen las incógnitas de los nuevos retos que han aparecido, aunque en algún caso se necesitarán  varios años para sentir su efecto.

Contexto global

A un lado de la balanza tenemos los bajos precios del petróleo, menos trabas regulatorias e incentivos fiscales. Y al otro lado de la balanza se sitúan el Brexit, la desaceleración de China (que podría crecer este año por debajo del 6%) y el bajo crecimiento de países exportadores de commodities (especialmente en América Latina). Todos estos factores de la ecuación hacen que el crecimiento mundial sea una incertidumbre completa.

El precio del petróleo se ha estabilizado entorno a los 55 USD y no se espera que supere  los 60 USD en los siguientes años. Los grandes petroleros americanos han mejorado la productividad y a esos precios ya rentabilizan el crudo, por mucha geopolítica que pueda desarrollarse. Los incentivos fiscales y la reducción en las trabas administrativas provienen de las promesas electorales y post-electorales de Trump, con lo cual tendremos que esperar al cuadro que se dibuje. Lo cierto es que el ciclo expansivo de la economía americana está ya en tiempo de descuento. Esta situación parece indicar que una desaceleración sería el escenario más probable. A esto habrá que sumarle que el próximo septiembre el Banco Central Europeo anunciará una reducción de la compra de bonos, afectando a los tipos de interés y a las primas de riesgo.

El Brexit, aunque no se concretará hasta 2019, tendrá efectos notables en la UE, especialmente en España cuya dependencia es mayor que la del resto de los países europeos. Dependiendo del grado de dureza que tenga, se reflejará en mayor o menor medida en las transacciones económicas y el turismo. China con su nivel de endeudamiento y la depreciación del yuan, puede causar una gran inestabilidad en el área. Si a esto le añadimos unas posibles medidas proteccionistas impuestas por Trump, no hará más que acentuar esa inestabilidad. El valor de la commodities es todavía bajo y como consecuencia el pronóstico de crecimiento de los países exportadores se encuentra bajo mínimos.

Oportunidades

A las inestabilidades surgidas en el 2016 como el Brexit y la situación de desaceleración en China, ha aparecido un nuevo actor en juego con la era Trump. Este elemento ha puesto en peligro aún más el más que débil crecimiento de las economías tanto emergentes como avanzadas.

Ante este contexto de incertidumbre global y, vista la lateralidad que sufrirá la economía mundial con una recesión a corto plazo  en algunos casos, los países deben aprovechar para realizar las reformas necesarias y requeridas. Esto les permitirá configurar un nuevo modelo productivo y podrán afrontar con garantías la desaceleración que se atisba.

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