Christian Manrique, nuevo post
Christian Manrique expone en este segundo post dedicado a la crisis diplomática en Qatar, en el Golfo Pérsico, el impacto de las medidas tomadas por Arabia Saudí y sus aliados. En este sentido, a corto plazo, el cierre de las fronteras por tierra, mar y aire supone un incremento de costes en las exportaciones qatarís de gas y petróleo, así como una nueva redistribución de la cadena logística en el Golfo Pérsico. Pero existen otros elementos que se deben considerar.
Tal y como destaca Christian Manrique, Qatar es el mayor exportador de Gas Natural Licuado (GNL), compartiendo con Irán el mayor campo de gas del mundo (North Field en el lado qatarí y South Pars en el lado iraní).
Aunque la producción y exportación de petróleo es mucho menor que la saudí y la de EAU, sus barcos se están rechazando en los puertos hubs de aguas profundas de Jebel Ali y Fujairah en EAU, donde se consolidan con otras mercancías y completan los barcos. Hay que añadir que Qatar acaba de comprar un porcentaje de la petrolera rusa Rosneft.
Por otro lado, es poco probable que Egipto cierre el paso en el canal de Suez al gas y petróleo qatarí, dado que se rigen por acuerdos internacionales y sólo en caso de que entraran en guerra podría efectuarse.
Qatar exporta gas a EAU mediante el gasoducto Dolphin así como a Arabia Saudí. Ambos suministros de momento no han sido suspendidos por el régimen catarí.
Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita ya han reducido las exportaciones de azúcar blanco a Qatar.
Cualquier acción para impedir el paso por el estrecho de Ormuz o el canal de Suez del gas y el petróleo qatarís, tendría una contestación internacional de sus principales economías-clientes tales como Japón, Corea del Sur, India y China por un lado, y la UE (Reino Unido, España, Polonia), pero en menor medida, por otro. Estos países a su vez mantienen estrechos vínculos energéticos con Arabia Saudí y EAU.
Según ha contrastado Christian Manrique, Qatar depende de las importaciones por tierra y mar para satisfacer las necesidades básicas de su población de 2,7 millones de personas, y alrededor del 40% de sus alimentos llegan a través de la frontera terrestre con Arabia Saudita.
Efecto limitado
Aunque el embargo supone un fuerte impacto en la economía qatarí, el efecto es limitado. Qatar navega por aguas iraníes para cruzar el estrecho de Ormuz y opera en los puertos omaníes de Sohar y Salalah para consolidar las mercancías. Además, recibe alimentos de Turquía (leche) e Irán (frutas y verduras) que antes procedían de Arabia Saudí. Si se observan las relaciones cruzadas con las primeras economías mundiales con vínculos energéticos, pareciera que el efecto sería contenido.
Para Christian Manrique, si no hay escalada en las medidas tomadas y Qatar mantiene el suministro de gas a Egipto y EAU, los efectos seguirán siendo limitados. De otra manera se puede producir un incremento de los precios de GNL en el mediterráneo y del petróleo en el Golfo.
Posiblemente se vean afectadas la inversiones tanto nacionales como internacionales en Europa y Estados Unidos que hacen a través del Fondo Soberano Nacional (Qatar Investment Authority) ya que la política energética está ligada a la política de inversión.
Qatar Airways vuela cada vez más sobre Irán y Turquía después de haber sido
obligada a tomar desvíos después de que se le prohibiera el uso del espacio aéreo de Arabia Saudí, Emiratos Arabes y Egipto.
Irán y Qatar
La realidad estratégica del mayor campo de gas del mundo y su proximidad geográfica ha obligado a Qatar a mantener una política amistosa con Irán. Incluso Qatar para mantener una explotación simétrica del campo de gas aceptó reducir su explotación con respecto a la iraní, afectada por las sanciones.
Turquía y Qatar
Turquía y Qatar ya habían firmado un protocolo militar en 2015 y Turquía había abierto una base militar en Qatar, la primera en la región, que actualmente alberga a unos 100 soldados turcos, pero con una capacidad de hasta 5.000 soldados.
Los gobiernos de los dos países también comparten posturas ideológicas similares:
no clasifican a la Hermandad Musulmana o Hamas como «organizaciones terroristas». Asimismo, ambos han condenado el golpe militar en Egipto que derrocó a Mohammed Morsi en 2013 y ambos han apoyado a grupos islamistas en su intento de derrocar al régimen de Bashar al-Assad en Siria. También tienen la misma actitud hacia Irán, reconociendo ambos que es uno de los actores clave en la región y por ello tratan de mantener buenas relaciones en contra de la demonización saudí de Teherán.
Qatar también ha estado invirtiendo fuertemente en Turquía, ocupando el séptimo lugar en cuanto a las inversiones extranjeras de Doha. Las empresas turcas quieren obtener contratos de construcción en Qatar que se prepara para ser sede de la Copa del Mundo de 2022.
Conclusiones
Christian Manrique ha indicado que la disputa que ha llevado a Arabia Saudí y a sus aliados del Golfo a aislar a Qatar se debe, por un lado, a las acusaciones de patrocinio a grupos extremistas que están desestabilizando el Oriente Medio. Por otro lado, trascienden sus relaciones con Irán, con quien además mantiene rivalidad geoestratégica y un conflicto ideológico (sunníes/chiíes) y, por ende, una lucha hegemónica en la zona. Todo esto se da en un periodo de deterioro económico de Arabia Saudí.
Las medidas tomadas por el bloque que lidera Arabia Saudita y Egipto contra Qatar han provocado a corto plazo un encarecimiento de los costes de exportación qataríes y una redistribución logística en el área del Golfo Pérsico.
A medio plazo, ese efecto será limitado en la medida que no se produzca una escalada en las medidas tomadas, manteniendo el paso por el estrecho de Ormuz y el canal de Suez y garantizando los suministros del gas qatarí a Arabia Saudita y Egipto, y pudiendo afectar a medio plazo a las inversiones qataríes tanto nacionales como internacionales.
Incierto golpe de Estado
En caso contrario, en el ámbito comercial se podría producir un incremento de los precios del gas y petróleo, y en ámbito político podría desencadenar otros conflictos potenciales como un golpe de estado o una confrontación militar. Esta situación pareciera poco probable, dado los vínculos e intereses cruzados de los países del Golfo con las primeras potencias mundiales así como el apoyo turco e iraní, por lo que un acuerdo diplomático para restablecer las relaciones sería el mejor escenario.
La decisión de Arabia Saudí de reabrir su frontera con Qatar este mes de agosto para permitir la peregrinación de ciudadanos qatarís a la Meca (Hajj) puede ser un punto de partida para ello. Lo mismo ha sucedido con los ciudadanos iraníes.