Christian Manrique, nuevo post
“El plástico es un material milagroso”, como se apunta desde Naciones Unidas. Sin embargo, tal y como subraya Christian Manrique si se mantienen los actuales niveles de producción las consecuencias pueden ser devastadoras y milagrosamente peligrosas.
Al calificarlo como un “milagro”, el responsable de la agencia de Medio Ambiente de Naciones Unidas, Erik Sole, se refería así a las ventajas que había supuesto su invención, especialmente en el ámbito médico, en el último informe publicado por esa agencia coincidiendo con el Día del Medio Ambiente. Pero en “Single Use Plastics” se advierte sobre todo del problema que ha supuesto su uso desproporcionado.
En este sentido, Christian Manrique analiza las consecuencias devastadoras y milagrosamente peligrosas de ese material. Desde el año 1950, según la estadística recogida por Naciones Unidas, hasta el 2015 se han generado 300 millones de toneladas de residuos plásticos. Eso significa que si los patrones de consumo y creación de residuos continuaran como hasta ahora, en el 2050 en el mundo habría 12 mil millones de toneladas de deshechos plásticos en vertederos y en el entorno. Si además la producción de plástico se mantuviera en las mismas condiciones, la industria que lo fabrica habría consumido el veinte por ciento de la producción mundial de petróleo.
Los residuos plásticos, tal y como indica Christian Manrique, causan un gran número de problemas cuando entran en contacto con el medio ambiente. Las bolsas de este material pueden bloquear el curso de ríos y acelerar desastres naturales. El plástico puede provocar que se estanquen las aguas y generar un hábitat para la proliferación de mosquitos que pueden, en determinadas zonas del globo, transmitir la malaria. Se han encontrado plásticos en las vías respiratorias de cientos de especies animales.
Asimismo, Christian Manrique señala, con relación a este estudio, que existen evidencias científicas que prueban cómo las substancias químicas y tóxicas que se utilizan para la obtención del plástico pasan a los tejidos animales y pueden llegar a contaminar la cadena alimentaria. Algunos productos plásticos contienen elementos químicos cancerígenos como el estireno y el benceno y resultan altamente tóxicos si se ingieren. Además, pueden llegar a dañar el sistema nervioso, los pulmones y lo órganos reproductores.
Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, el cinco de junio, cincuenta países han tomado la decisión de reducir la contaminación provocada por el plástico, tal y como se destaca en el último informe de Naciones Unidas. Algunas ya se han puesto en marcha. Por ejemplo, en Eritrea se ha prohibido el uso de bolsas de plástico y como consecuencia se ha paralizado el dramático descenso del agua. En Gambia se prohibieron también las bolsas de plástico, así como en Marruecos, Blangadesh. El caso de China resulta significativo porque hasta el 2008 se usaban tres mil millones de bolsas al año y actualmente su uso ha descendido entre un 60 y un 80%. En Irlanda, la aplicación de fuertes impuestos sobre las bolsas de plástico ha provocado una reducción de su uso del 90%.
El uso que se hace del plástico es el principal problema; por eso resulta absolutamente imprescindible llevar a cabo políticas efectivas dentro del marco de la Economía Circular y en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Para Christian Manrique sólo con la implicación de todos los Gobiernos y todas las Administraciones en la creación de leyes y normas que advoquen por la Sostenibilidad se conseguirá avanzar.
Si no consiguen llevar a cabo medidas efectivas, tener “veneno en la piel” por estar hecho de “plástico fino”, se convertirá en una de las consecuencias más terribles para cualquier ser vivo. Quizás, tal y como apuntaba el grupo español Radio Futura en una de sus conocidas canciones, treinta años después, si no se establecen acciones rigurosas, esa inocente letra podría convertirse en una pesadilla premonitoria