Christian Manrique, Residuos y Algoritmos

Isaac Asimov
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Para Christian Manrique la transformación digital en la gestión de residuos debe ser una prioridad de cualquier organización privada o pública porque permitirá afrontar con eficacia la incorporación a la Economía Circular de los 1,3 millones de deshechos que se generan anualmente. En este sentido, Christian Manrique sostiene que el algoritmo y el Big Data nos harán libres. Sin embargo, qué ocurriría si el algoritmo al tomar sus propias decisiones, éstas no resultaran éticas o adecuadas.

Christian Manrique Valdor subraya que en la película “Yo, Robot”, inspirada en el libro homónimo del escritor Isaac Asimov, su protagonista Will Smith explica que no confía en los robots porque “sólo tienen cables, luces y mecanismos y no tienen corazón”. De hecho, un humanoide le salva la vida a él en un accidente de tráfico rescatándolo de morir ahogado, en vez de a una niña de 12 años. El algoritmo de inteligencia artificial que rige las decisiones lógicas del robot calcula que el adulto tiene un 45% más de posibilidades de sobrevivir que la pequeña y por lo tanto actúa en consecuencia. En el mundo occidental, esto no sucedería nunca y la prioridad hubiera sido la niña.

Christian Manrique se pregunta en este caso caso, y si cambiáramos el agua por basura, ¿podría un algoritmo salvar al mundo de perecer ahogado bajo toneladas y toneladas de residuos? ¿Se salvaría todo el mundo? ¿El algoritmo funcionaría con ética? ¿Tomaría decisiones éticamente ponderadas? En principio, la respuesta es sí.

Christian Manrique Valdor sostiene que es cierto que de momento la Inteligencia Artificial esta en fase de expansión y que, de momento, ética y IA parecen dos elementos un tanto distanciados. Por ahora, los algoritmos y el Big Data ya permiten hacer grandes proyecciones para sopesar las diferentes opciones y aplicar soluciones ante realidades acuciantes como la de la basura. Si bien actualmente se generan 1.3 millones de residuos al año, según el Banco Mundial, en el 2025 esa cifra llegará a los 2,2 billones de toneladas. Esto, a su vez, conlleva el riesgo de colapso de los vertederos. Y éstos repercuten directamente en el aumento de las emisiones de CO2 y de gases de efecto invernadero. Se trata ya de una de las principales fuentes de origen de las emisiones de metano en la atmósfera.

En España, aunque las cifras han descendido levemente, según datos de Eurostat del 2014, se generaron 110 millones de toneladas de residuos.

Sin embargo, Christian Manrique es optimista. La aplicación de las tecnologías apropiadas, es decir, del uso de algoritmos que realizan proyecciones adecuadas a través del análisis y la selección masiva en bases de datos con teras y teras de información (Big Data), permite evolucionar a las sociedades y tomar las decisiones más oportunas.

Para Christian Manrique Valdor, el Banco Mundial sirve de ejemplo para ver cómo se puede realizar una proyección. Es cierto que la base se centra en una fórmula o en fórmulas matemáticas que se relacionan entre ellas. Sin embargo, tal y como ha señalado en alguna ocasión la experta en Big Data Carmen Artigas, los algoritmos pueden interactuar entre ellos -aquí es donde entra la variable de la Inteligencia Artificial y de la paradoja ética- y crear fórmulas mucho más complejas. De este modo se pueden realizar cálculos muy complejos tomando millones de datos y en muy pocos segundos para obtener resultados precisos. Las proyecciones se basan en esos cálculos. Y cada vez se trata de escenarios futuros con un alto grado de concreción. El problema se da cuando intervienen factores de tipo moral.

Aunque, este aspecto no debería suscitar mayor problema ya que contamos con las tres leyes de la robótica que desarrolló Isaac Asimov:

  1. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.
  2. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entrasen en conflicto con la primera ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Nos encontramos en un momento inicial, indica Christian Manrique, en una fase beta. Eso no elimina algunos riesgos. Y sí, han activado una gran cantidad de leyendas como la de los coches inteligentes de Mercedes Benz. Por eso se recomienda que si alguien ve un Mercedes Benz sin conductor lo que debe hacer es apartarse porque el coche antes de poner en riesgo la vida de los pasajeros atropellará a algún peatón.

Christian Manrique Valdor destaca que más allá de las anécdotas un tanto negras, los algoritmos podrían servir para muchas más cosas. Se podrían sistematizar trabajos medioambientales para obtener datos cruciales. Por ejemplo, los desechos en las playas de las islas del Mediterráneo se triplican durante el verano, cuando se acumulan una media diaria de 250.000 restos de residuos por kilómetro cuadrado, según un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB). La noticia ha aparecido recientemente en efeverde.com.

Christian Manrique indica que en ese estudio se ha analizado la basura generada por el turismo en ocho islas mediterráneas en el marco del proyecto europeo BLUEISLANDS. El trabajo concluye que los restos de plásticos y colillas de cigarrillos son el principal problema de las playas, llegando a multiplicarse hasta por 7.

El proyecto quiere desarrollar y elaborar medios eficaces, económicamente viables y ambientalmente sostenibles para mitigar el incremento estacional de residuos y se lleva a cabo en Mallorca, Sicilia (Italia), Malta, Rab (Croacia), Creta, Rodas y Mykonos (Grecia) y Chipre.

Tal y como recoge efeverde.com, el portal de economía sostenible de la agencia EFE, “los investigadores hicieron 147 campañas para analizar residuos abandonados en las islas durante y fuera de la temporada alta”. Y continúa: “según los resultados, durante la temporada alta (de mayo a septiembre), los turistas lanzan a las playas una media de 250.000 residuos al día por kilómetro cuadrado, una cantidad que aumenta hasta los 316.000 residuos al día por kilómetro cuadrado de media en julio y agosto, y que contrasta con los 81.000 restos de media diaria durante la temporada baja”.

Christian Manrique Valdor asegura que los algoritmos reactivarían acuerdos como el de París contra el cambio climático o lad nuevas normas y directivas europeas sobre Economía Circular para reducir las emisiones de CO2, disminuir los residuos orgánicos bajo parámetros de sostenibilidad.

Además, se podría impulsar directamente el incremento del peso de las renovables dentro del mix energético hasta el 27% y la promoción de los biocombustibles de segunda generación: la biomasa obtenida a través de diferentes tratamientos de residuos orgánicos es una sustancia que permite la producción de biocombustibles de segunda generación.

En definitiva, para Christian Manrique los algoritmos pueden sonar a ciencia ficción, incluso parecer una amenaza; sin embargo, junto al Big Data, nos permitirán vivir mejor y nos harán libres. Habrá que investigar más e innovar más. Isaac Asimov lo dejó muy claro: «el conocimiento puede acarrear muchos problemas, pero no es a través de la ignorancia como podemos solucionarlos».

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