Nunca hasta ahora había visto a Juan Guaidó en sus comparecencias públicas figurar en un segundo plano, como puede apreciarse en esta fotografía (recién regresado a Venezuela). Junto con la tensión que reflejan muchas caras (y manos), es una imagen distinta de la que nos tiene acostumbrados, ostentando el rol de protagonista principal y en primera línea siempre. De todas maneras, es sólo una foto, un instante, ¿no es verdad? ¿o no?
El análisis de la comunicación no verbal tiene mucho que decir sobre esta fotografía, pero lo cierto es que el futuro de Venezuela se va a decidir dentro del propio país, en las calles y en sus instituciones funcionariales, y no a través de la presión internacional, que aún encaminada a desgastar el régimen de Nicolás Maduro llevándolo hacia un aislamiento más profundo, no es suficiente. Este último efecto tiene en contraposición a los aliados del régimen, que intentan equilibrar la balanza.
La crisis
La crisis venezolana ha evolucionado a lo largo de la última década, y ha evolucionado en sentido negativo. Se ha convertido en una crisis poliédrica, poliédrica dado que tiene varias caras: la social, la económica, la política, la geopolítica, la institucional y la humanitaria. Y su ámbito de influencia dejó de ser regional para convertirse en glocal.
En estas últimas semanas se ha conformado una tormenta perfecta, donde una oposición unida junto con la estrategia de aislamiento internacional y sanciones al régimen de Nicolás Maduro, es la que está generando esa movilización interna de la sociedad venezolana y que en función de su resiliencia e impulso provocará el descarrilamiento del régimen con sus instituciones y fuerzas armadas.
Los dos ejes
Los apoyos a Juan Guaidó: de reacción inmediata el primero en reconocerlo fue Donald Trump. El Grupo de Lima se sumó a continuación, a excepción de Méjico y Uruguay (Mecanismo de Montevideo), Guyana y Santa Lucía que, abogando por el diálogo, ni acaban de reconocer a Guaidó ni acaban por pedir nuevas elecciones. Luego El Salvador, provocado por el cambio de gobierno en el país. De reacción más lenta fue la UE (Grupo Internacional de Contacto), a excepción de Italia y Austria (más cerca de Rusia) y Grecia (por ideología).
Los apoyos a Nicolás Maduro: el bloque de históricos de Cuba, Bolivia y Nicaragua. Irán y Turquía. China y Rusia. Un contrapeso importante.
Cortinas de humo
Lo cierto es que los argumentos esgrimidos por el régimen venezolano basados en que quieren robar el petróleo del país, son cuanto menos, débiles. Estados Unidos es prácticamente autosufiente con su fracking y shale oil. Más importante es el petróleo para China.
Por otro lado, tampoco Estados Unidos piensa en una intervención militar en el fondo, apostando de manera visible con las sanciones internacionales bloqueando los activos petroleros, que es realmente donde les hace daño. Más bien parecen distraer la atención de su problemática interna actual.
Turquía busca incrementar su presencia en Latinoamérica y el oro venezolano, además del rechazo hacia Estados Unidos. Como Irán.
Los interés económicos se funden con los geopolíticos, donde Rusia aprovecha impulsar su estrategia de obstaculizar y desgastar a las distintas administraciones estadounidenses.
Conclusiones
Aunque Venezuela cuenta con aliados poderosos como China y Rusia, lo cierto es que es que el apoyo regional al chavismo en los últimos diez años se ha ido mermando, debido principalmente por un lado, a los cambios de gobiernos latinoamericanos, provocando un aislamiento de manera gradual, natural y democrático, y por otro, a la grave crisis económica y social que azota el país (hiperinflación, falta de medicamentos, escasez de alimentos). Esta crisis inicial económica y social, ha derivado en una crisis humanitaria (dando lugar a más de tres millones de emigraciones), institucional, política y geopolítica. Este aislamiento se ha visto impulsado y fortalecido en las últimas semanas por el apoyo internacional de las economías estadounidense, europeas y la mayor parte de los países latinoamericanos que, con sus excepciones, han encontrado su antagonismo con otras grandes economías como China y Rusia, Turquía e Irán, además del histórico trio Cuba-Bolivia-Nicaragua.
Partiendo de un supuesto de “equilibrio” internacional entre fuerzas y recurriendo a un símil físico, por el que dos fuerzas iguales y opuestas se anulan si están actuando sobre el mismo “objeto”, son la atmósfera social local creada junto con una oposición unida, las calles, los funcionarios, las instituciones y el ejército el que decidirá el futuro de Venezuela, más que el Grupo Internacional de Contacto, el Grupo de Lima o el Mecanismo de Montevideo, que aun necesarios son insuficientes por sí mimos. Esperemos que la fotografía de arriba, que recoge un instante preciso, sea sólo eso, un instante.