DRIVERS DEL NUEVO MODELO PRODUCTIVO II

TECNOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE. Las áreas geográficas y su core competitivo: EEUU-Canadá y LAC

por Christian Manrique

Estados Unidos tiene una población de 321 millones y se estima que para el 2050 esta cifra alcance los 389 millones.  Por su parte, Canadá pasará de 36 millones de habitantes en el 2015 a 44 millones en el 2050.

En EEUU la clave será que se mantenga la apuesta por la energía renovable, el desarrollo tecnológico y el medio ambiente.

El contexto es óptimo por tres razones principales:

• Se está consolidando y extendiendo un marco jurídico favorable.
• Cuentan con capacidad de inversión.
• Son propietarios de una buena parte del conocimiento tecnológico necesario.

El desarrollo de la energía eólica, la industria fotovoltaica, la mejora de los parámetros medioambientales para el tratamiento de residuos y la consolidación de la tecnología del coche eléctrico nutren el core competitivo en EEUU para los próximos 10 años.

El modelo canadiense,  que estaba basado en los recursos naturales (petróleo) y el sector servicios,  está sufriendo una contracción significativa con la crisis.

Una de sus fortalezas más relevantes tiene que ver con la diversificación que realizaron en materia de telecomunicaciones y biotecnología (biomedicina), ámbitos en los que invirtieron tiempo, recursos y conocimiento.

Como en otras áreas, el futuro pasa por una apuesta contundente por la tecnología y el conocimiento, por la implantación de modelos de eficiencia energética y por el desarrollo de infraestructuras que incorporen un alto componente tecnológico.

América Latina + Caribe (LAC)

Ámerica Latina tiene una población de 634 millones de habitantes . En 2050, se estima que puedan alcanzar los 784 millones. 150 millones de personas en 35 años.

De entre estos países,  hay tres que verán decrecer su población (Cuba, Puerto Rico y Jamaica). En cambio, dos países de la región LAC estarán entre los diez más poblados del mundo (México con 163 millones en 2050 y Brasil con 238 millones en el 2050), que suman conjuntamente el 51% de la zona.

El significativo crecimiento poblacional, demandará unos mejores servicios básicos en las redes de suministro de agua y eléctrico y el tratamiento de las aguas, que hoy en día no alcanzan más del 20% en estos países.

El modelo productivo en América Latina tiene un componente muy importante basado en la explotación de sus commodities, debido a lo cual hoy en día este terrirorio pasa por una situación de suma fragilidad, más agudizada en los países de Mercosur que en los países de la Alianza del Pacífico.

Esta situación, prolongada durante más de una década, generó una zona de confort desde la que los países no avanzaron hacia un nuevo modelo basado en sus fortalezas y oportunidades.

La región, partiendo de un análisis  de sus debilidades  y en fortalezas  (recursos naturales, políticas públicas, estrategias gubernamentales, etc.) ofrece una serie de oportunidades para afrontar los principales retos para su fortalecimiento intra-área.

Podemos determinar los campos de actividad que pueden servir de base a un nuevo modelo productivo:

El aseguramiento y distribución del agua y el tratamiento de la misma junto con la gestión del residuo sólido, y desarrollando paralelamente más oportunidades como consecuencia de ello en el área renovable y bioenergética.En este área bioenergética hay campos con potencial crecimiento como la biomasa, el bioresiduo y el etanol.

Estas actividades no sólo generan valor en sí mismas sino también a su cadena de generación, como los procesos de mantenimiento y operaciones.

Dentro de este modelo productivo hay países que han dado pasos significativos (Chile, Perú, Uruguay, México y Brasil) pero deben potenciar esa vía por marcos regulatorios.

En las islas, por su parte, se abren oportunidades destacables relacionados con sus necesidades energéticas y medioambientales, tales como las energías limpias y renovables y los nuevos modelos de gestión de los residuos sólidos, que miren hacia la valorización de sus componentes como el Waste to Energy.

Del mismo modo, tienen vital importancia en las actuaciones resilientes en las infrastructuras y edificaciónfrente adversidades climatológicas y naturales.

Finalmente, una vía que se debe potenciar en este área es la de agregar valor añadido a las commodities a través de la innovación. De este modo podrán afianzarse en el mercado internacional sobre la base de tener ventajas competitivas claras.

Fuente datos de la población

URBAN PLANNING Y RESILIENCIA por Christian Manrique Valdor

Se estima que en 2050 la población mundial alcanzará los 9,6 billones y que el 66% de ese crecimiento poblacional tendrá lugar en las ciudades del mundo desarrollado, que acogerán a seis mil millones de personas.

La población tendrá que convivir con la evolución de las infraestructuras urbanas y de la tecnología y tanto las ciudades como la población deberán estar preparadas para afrontar riesgos sociales, económicos y medioambientales.

A modo de dato significativo cabe destacar que, según señalan fuentes del EM-DAT, los fenómenos adversos producidos entre el año 2000 y el 2014 han causado daños por valor de 1,88 trillones de dólares.

En este contexto, las medidas para reducir riesgos, predecibles y específicos, juegan un papel de gran relevancia en la planificación urbana.

DAÑOS ECONÓMICOS TOTALES POR FENÓMENOS ADVERSOS

El camino de la resiliencia

SOSTENIBILIDAD+RESILIENCIA=NUEVA PLANIFICACION URBANA

RESILIENCIA= RENTABILIDAD, EFICIENCIA Y CONFIABILIDAD

Resiliencia es un término que nace en la década de los 70 en el ámbito de la ecología. Traducido a nuestro caso, resiliencia es la capacidad de las ciudades para responder, para resistir, para seguir funcionando y para recuperarse ante circunstancias de stress y colapso.

El objetivo de una planificación basada en la resiliencia es que las ciudades salgan fortalecidas de las alteraciones derivadas del cambio climático y de otras amenazas de carácter global.

Una estrategia de planeación y resiliencia incluye nuevas iniciativas orientadas a la mejora de los edificios públicos y privados para que sean más eficientes energéticamente y más resistentes al cambio climático, la adaptación de las infraestructuras de transporte, de telecomunicaciones, de agua y de energía para que soporten sacudidas severas y asume también el fortalecimiento de las defensas costeras contra las inundaciones y la subida del nivel del mar.

Nuevos desafíos

Hoy más que nunca, las administraciones públicas deben invertir de manera eficiente en infraestructuras sostenibles y resilientes.

Las ciudades son sistemas complejos que están constantemente adaptándose a circunstancias cambiantes.

Ya no es suficiente con contemplar las dimensiones de la excelencia sostenible (económica, social, medioambiental además de la técnica). Los nuevos desarrollos urbanos deben contemplar la adaptación a los cambios climáticos y a la reducción de los desastres naturales, siempre con el objetivo enfocado a prevenir o mitigar la pérdida de activos por determinados acontecimientos.

Por lo tanto, no se trata sólo de hacer infraestructuras más sostenibles o más sólidas. La clave reside en cómo se gestiona la interacción de esos sistemas de infraestructuras con el resto de la ciudad y con sus habitantes para hacerla más resiliente.

Se trata, en definitiva, de un cambio de mentalidad. Por ello estamos hablando de considerar la planificación urbana en varias dimensiones: económica (considerando los altos costes por no tener infraestructuras resilientes), social (salud, bienestar, cultura, ocio), de infraestructuras y medioambiental (energía, agua y comunicaciones).

Fomentar la resiliencia en esas dimensiones minimiza riesgos y reduce los costes a largo plazo porque es menos costoso construir estructuras resilientes y más rentables, eficientes y confiables que adaptar la existentes.

New York: Una iniciativa ejemplar para construir una ciudad resiliente.

NUEVA YORK NEW YORK, EJEMPLO DE CIUDAD RESILIENTE

En octubre de 2012, el huracán Sandy azotó el Caribe y la Costa Este de Estados Unidos, ensañándose con virulencia con el Lower Manhattan y dejando en la zona entre el Río Hudson y el East River medio centenar de muertos, 300.000 viviendas dañadas y sin servicios durante varios días y unas pérdidas valoradas en 19 billones de dólares. Los hospitales afectados tuvieron que evacuar a sus pacientes y la bolsa de New York  cerró durante dos días, causando un shock financiero mundial.

A raíz de estos acontecimientos, la ciudad de Nueva York puso en marcha una serie de iniciativas para mejorar la resiliencia de la ciudad.  Una de ellas, conocida como el Big U , tuvo como objetivo implementar un plan conceptual para desarrollar 16 kilómetros de un cinturón verde con espacios públicos, ciclovías y centros culturales como barrera ante inundaciones y huracanes.

La iniciativa no se queda ahí y en la actualidad el proceso continúa para establecer proyectos concretos en la zona afectada con el objetivo de fortalecer las protecciones costeras, los edificios públicos y  las viviendas.

Recientemente la ciudad a dado un paso más allá en su visión de futuro cuando el actual alcalde, Bill de Blasio, basado en estos planes actuales y con la idea de desarrollarlos y fortalecerlos, anunció un plan integral de sostenibilidad  y resiliencia denominado OneNewYorkacorde con la fórmula que hemos visto anteriormente y ampliando su estrategia planificadora a la participación ciudadana, buscando la ciudad más sostenible, resiliente, ecuánime y que tienda a la eliminación de los vertederos.