DESARROLLO GLOBAL E INFRAESTRUCTURAS PARA UN MUNDO EN TRANSICIÓN

Nos encontramos inmersos en un mundo en transición en el que las transformaciones que se están operando son radicales.  Ante un escenario de cambios profundos y ritmos muy rápidos y sabiendo que las personas son el activo más importante para el desarrollo global, es fundamental que entendamos la importancia de estar preparados para evolucionar al ritmo de los acontecimientos. Nuestra capacidad para reinventarnos nos dará la medida sobre la que hacer frente a esos cambios con garantía.

Pero, por otra parte, no sólo es la gente la que tiene que reinventarse. Las infraestructuras, como mecanismo que contribuye a dar respuesta a las nuevas necesidades sociales, económicas y ambientales que se están produciendo, han de iniciar también un camino de reinvención desde el mismo momento de su estudio y planificación. Es esencial que reforcemos el componente estratégico a la hora de definir nuestros modelos urbanos, partiendo de un análisis integral y dotando a los planes de visión a largo plazo.

Megatendencias

A corto y medio plazo vamos a tener que enfrentar una serie de factores entre los que podemos destacar los siguientes:

  1. En el año 2050 la población mundial alcanzará los 9,6 billones.
  2. El 66% de ese crecimiento poblacional tendrá lugar en la ciudades del mundo desarrollado, que aglutinará una población de 6 billones.
  3. La India reemplazará a China como el país más poblado.
  4. Más del 30% de la población mundial en las zonas desarrolladas tendrá 60 años o más.
  5. En el año 2050 el 50% de la población mundial pertenecerá a la clase media y actuarán en un contexto más cercano a la economía colaborativa que a la competitiva, que deberá enfrentar a los efectos económicos, sociales y medioambientales del cambio climático.
  6. El parque automovilístico crecerá a un ritmo de un 3% anual hasta 2030.
  7. En 2050 el volumen de recursos consumidos alcanzará los 140 billones de toneladas, el triple que en la actualidad.
  8. La nueva revolución industrial que ha traído el Internet, el Internet de las Cosas (IoT) y las Redes Sociales, junto con los últimos avances en la robótica, los drones, los coches sin conductor, la nanotecnología, las ICT, las impresoras 3D y el M2M (machine to machine), van hacer que se produzca un reequilibrio de gran profundidad, determinando un nuevo orden global.
  9. En 2020 habrá 30.000 millones de dispositivos conectados, en un entorno digital en el que los objetos inteligentes aumentarán exponencialmente su capacidad de interacción con el ser humano.

Re-imaginando el mundo

“Si no te gusta el cambio te va a gustar menos aún la irrelevancia” (Tom Peters)

Reinventarse ha dejado de ser una opción. La necesidad de formarnos continuamente para ser competitivos ha de dejar de ser un mero discurso de buenas intenciones.

Debemos tener algo claro: las profesiones y los oficios de las futuras generaciones aún no tienen nombre. Aún no existen. Y la clave reside en que, como sociedad, mantengamos la capacidad de adaptarnos, de aprender y desaprender con gran celeridad.

Es preciso crear un nuevo modelo capaz de absorber los cambios, que establezca las bases sobre las que se elevarán los pilares del futuro, que facilite y potencie la capacidad de adquirir nuevos conocimientos y herramientas para la toma de decisiones y que tienda a estimular la búsqueda de la eficiencia y el objetivo de la excelencia.

Se trata de evolucionar hacia un modelo integrador que, basado en una visión holística donde se establezca un ecosistema interactivo entre la población, las infraestructuras y las nuevas tecnologías, responda a las nuevas necesidades sociales, económicas y medioambientales.

Este modelo debe integrar en su ADN el concepto de sostenibilidad integral de modo que impacte en el campo educativo (formación, educación), energético (nuevas tecnologías: waste), tecnológico (big data, IoT), económico, medioambiental, de infraestructuras y de desarrollo urbano.